Pero no siempre se puede

Pero no siempre se puede. Sólo con todos los locos somos tontos. Con las masas enardecidas por alguna trapisonda maquiavélica, o a veces no solamente eso, y ¡cómo es posible olvidarlo sin caer en esa vulgar creencia de imbéciles! La inefable determinación de la turba con antorchas medianas, jamás pierde el intelecto conceptual sobre la Nación. Justamente ayer, durante el recuento neuronal, descubrí un hueco cerca de mi encéfalo inferior.

¿Qué holográfica razón ilusoria ocasionó esta esquizofrénica paranoia, semejante a un enorme búfalo en celo pero castrado? Seguramente por estrambóticas praderas de la fantasía magistral de un mundo virtual galopa este acuciante mamífero cuadrúpedo homeotermo. Pero no. Pero quizás debo esperar; debo eliminar al veterinario que le extirpó los testículos a ese puto suegro de mi concuñado. El maldito búfalo digo yo que es mi almuerzo. De modo arbitrario adjunto a ésta mi resolución desesperada: ”Asaré o moriré en el Puerto de Viena, pero jamás se lo dejaré a mi búfalo que no puede tener descendencia femenina ni masculina con las faltantes hienas del Titicaca”.

Metafísicamente eclosioné aproximadamente anteayer al mundo virtual cuando un gigantesco átomo me penetró por mi cavidad bufálica situada, a una escasa distancia del otro orificio, anómalamente arriba del epitelio protostomiado cerca de mi otra extremidad amputada por ese condenado búfalo veterinario (que ojalá se deje penetrar por su congénere vegetariano, sin anestesia).

No siempre suceden animaladas como esta historia, si bien todo resulta igualmente desastroso para los blancos camiones lecheros, cuya motivación es la primera de todas. Sin parar a tomar leche, es decir, como siempre. La luctuosa ignominia de él me pareció exacerbadamente vergonzosa, pese a su impactante pene.

Abocándonos ya al meollo psicotrópico de mis cavilaciones etruscas, fui a parar repentinamente al limbo hogareño de ácido lisérgico del mediodía. Desde mí ventana salí volando desplegando mis torpes alas de cartón corrugado, cayendo aerodinámicamente en la plaza Mayor. Visité ya 24 nidos comunes pero no conseguí uno esférico y grande, especialmente grande; extraordinariamente sobreviví al fuego interior fatuo de Hermenegildo Papadupulus Gonzalez Acahaval De García San Cristóbal Gutierrez.

Papá, búfalo cachondo de morondanga, salió corriendo (galopando) hacia Asia hacía asiáticos 40000000000000000000000 aciagos lustros. Mi Mamá prerrogativamente me mama desde que mimó a Emma Peel y Omar Sharif incluyendo al malhadado multimillonario búfalo malentretenido.

Gracias doy por ganar desganadamente o gatillar desaprensivamente parodiando grandes derrotas pasadas; de porotos genéticamente desarrollados por gandules doctores postgraduados gracias al proctólogo grotesco de Pasadena Gates, por guita devaluada porteña, devinieron poderes geriátricos deterministas para granjear despóticos psicólogos guturales; parados gritamos dándonos paranoicos golpes de paso cañazo, por gastar demasiados porotos, dado que gimen desgañitándose para GA-GA-GÀ DA-DA-DÂ PA-PA-PÁ.

A esa irremediable ocupación unió aquellos estratos iluminados ominosamente. Usurpando a extraños inmigrantes oceánicos uno aprendió esmeradamente ignotos oscuros ululantes adjetivantes e irremediablemente ofensivos universos. Ajeno esto incluso hoy, usando aberrantes héroes imaginarios, ocupé uno. Azarosas esferas idiotas horrorizaron únicamente a ellos iteligentemente, holográficamente útil a esas irreverentes onanitas.

Para cagar a Ana Achával hasta harán falta mañanas. Este debe ser el pelele de Petete. Difícil incidir. O podó o colocó horrorosos osos molotov, hoscos tronos costosos, pocos por llorosos mocos olorosos o todos los roñosos cosos tontos. Uy! Murciélagos!

Troyana fabula clara est. Romanus populus multas fabulas narrabat. Nemo regnabit. Bene est mihi quia tibi bene est. Mox discordia inter pueros est. Caue canem. Delenda cartago. Alea iacta est. Ad urbe condita. Uini, uidi, uici. Mens sana in corpore sano. Errare humenum est. Auri sacra fames. S.P.Q.R. (Senatus Populus quo Roma).

Viaje en el Tiempo

Esta historia comenzaría aproximadamente hace ocho horas, si no fuera porque ayer se terminó. Ustedes se habrán preguntado cómo pudo suceder ya que esto no ocurriría normalmente en esta realidad sin que alguien muera de un colapso tempo-espacial paradójico molecular. Como corresponde, la explicación de éste fenómeno es dada por un complejo sistema de razonamientos ideado por el narrador.

En 1999, el científico Johann Sebastian Cerletti se embarcó en un gran proyecto que involucraba al famoso aparato transportador en el tiempo. Desde entonces él no volvió a sus cabales, ya que la experiencia resultó ser algo enloquecedor. Sin embargo, nadie se preocupó en examinar a Johann, sólo se encargaron de incautar sus pertenencias, incluida la invalorable y asombrosa invención.

Dos meses después, los notables artefactos lograron... (1)



Notas:
(1) Inconcluso por los autores. (N.d.P.)

El Espectro de Pepe

Cuando el universo entró en colisión con el inteligente y mutilado espectro del cuento anterior, Pepe (quien ya había muerto) se cagó de inhibición al tocar profundamente un rasgo de la vida espacio-tiempo. Entonces nada parecía estar del todo arruinado, ya que no existía
hombre alguno que se cagara en los calzoncillos, los cuales se componían de algodón y mierda. Pepe, quien caga mierda, piensa que se debería evitar este acontecimiento para que no sucediese nunca una barrabasada de mierda. Pero cuando Pepe, José y el camionero espectral, cagado y vengado cogieron salvajemente hasta la colisión con la temperatura espacial-termonuclear; estalló la tercera neurona de su prima, llamada Samanta José Fernández, mencionada por la prima segunda.

-Pepe putita, quien no deja ninguna mina sin escrachar ¡Vos te cagás todo el pantalón y la zabiola! –dijo Samanta.

-¡El yo gramatical no copula con el ello psicológico, y sí con la prima segunda de José!- gritó dicha persona.

La Marrana de Pepe

Había una marrana en la cabaña del campesino llamado Pepe el Carpintero; el cual cantaba bajo la ducha. Un día muy feo, Pepe había ido a cazar unos pájaros para comérselos crudos; pero no contaba con una aparición inesperada. Él, quien se había cagado en los pantalones, pudo gesticular unas palabras libidinosas: (bastante fuertes para publicarlas) ¡PUTA!, ¡AH!, ¡UY!, ¡AIA!. Pepe murió de un infarto al caer en la cuenta de que él presenció una terrible aparición: un espectro fosforescente moteado de color azul. Él, vio la muerte antes de lo recién ocurrido; aterrorizado lo observó aquella última vez. Pero no tuvo la misma suerte ahora que antes. El camión que transportaba estiércol se detuvo en el borde del camino al descubrir el cuerpo inerte y su parrilla se salpicó de tripas cuando lo arrastró a 100 millas por minuto al embestirlo caprichosamente sin pensar que las luces no podrían volver a funcionar. Los faros quedaron cubiertos de sangre y residuos tóxicos intestinales con mal olor. El olfato del animal de Pepe sufrió un colapso cuando olió las tripas y murió también. El conductor sádico frenó cuando el cadáver le habló: “Yo me cagué y me vengaré de tí”. Pepe, el cadáver parlante, rompió la parrilla y metió 100 huesos de su marrana en la pierna del conductor hasta que salieron glóbulos blancos de su pantorrilla. Cuando nada parecía tener sentido, el escritor se metió en el tacho de la basura y dejó su trabajo a un amigo suyo; nunca más volvió a escribir un texto así de lindo y se metió un lápiz en el glóbulo llamado Pepe (...), al cual nosotros podemos destruir como una marrana.

Después, cayó la pared y se murió el escritor de quien nos habíamos olvidado por un largo período. El gobernador declaró acerca de todo lo recién ocurrido: “Yo como brócoli”.

Quien creyó que todo vivía alrededor suyo, desde aquí nos ocupamos del cambio de su pantalón de día y de su camisa deportiva nueva; porque no sube qué iba a hacer con su estructura corporal y con su traje.

Fin de la cuestión.

No se crea que vamos a profundizar más en el tema, porque no creemos que sea conveniente una especificación paleontológica.

Fin.

Escena 1, acto 1, de una pelicula que jamas se hizo ni se hara

Escena
1, acto 1

INTERIORES.
UNA CASA.

Primer plano de un ojo, se aleja la cámara mostrando un cadáver brutalmente destruido y ensagrentado exceptuando ese ojo.

Policias alrededor del muerto sacando fotos y estando ahí, mientras uno esta dibujando el contorno del cadáver con tiza. Aparece un texto sobreimpreso en la parte inferior de la pantalla, con un ruido de tecleo de máquina de escribir, que dice: “DIA 1, 14:01AM - AVENIDA CUARTA Y LA SEXTA – COSTA NORTE”. Un detective de civil, conversando con otro.

X1:
¿Ha obtenido algo de sus pesquisas en la vecindad, sargento?

Policia 1:
No mucho, detective X1

X1:
...para ser más precisos...

Policia 1:
Escucharon algunos disparos y llamaron a la policía.

Atrás le siguen sacando fotos al cadáver.

X1:
¿Por qué aún no llegó el forense?

Policia1:
Al parecer, tuvo problemas con....

De repente la camara enfoca la puerta que se descoyunta violentamente hacia adentro mostrando al policia Z2 que tiene una Colt .45 en la
mano y entra apuntando en todas direcciones (“chequeando” la habitación)

Z2:
(guardando el arma) ¿Qué tenemos aquí?

Policía 1:
Un muerto, boludo.

Z2 (despectivo):
Más respeto con los muertos, “sargento”. Apártense.

X1 (flemático):
Disculpe, ¿puede saberse a qué se debe su presencia en MI escena del crimen? No será usted uno de esos detectives privados que irrumpen en las escenas del crimen con aires heroicos y la firme intención de ser quien finalmente resuelva el crimen y se quede con la chica que lo
contrató, ¿o me equivoco, mi estimado amigo pseudo-colega?

Pausa.

Detrás de ellos se ve, de fondo, varios policías sacándose fotos entre ellos, Usan incluso un cartón con figuras sin cabeza y la leyenda “Yo estuve en la escena del crimen”.

Z2 (sin variar de tono):
Apártense.

Continúan las fotos, ahora con el cadáver. En un momento se les cae la cabeza.

El Policía 2 lo detiene y pregunta sobre su hombro:
-¿Y éste quién es?

Z2 (altanero):
Soy Z2, investigador privado, y nadie se interpone en mi camino, “capitán”.

X1 (mientras detrás de él embolsan apresuradamente al
cadáver sin cabeza y lo retiran):
Sin embargo, no hay mucho para investigar aquí, sr. Z2.

Z2 (alzando la cabeza desprendida del cadáver de debajo de la
cámara):
Excepto esto, “detective”.

Policía 1(arrebatándosela de la mano):
Gracias.

(A los demás, enseñando la cabeza):
¡No busquen más, muchachos!

X1:
Bueno, creo que su trabajo ya no está aquí, y el mío tampoco.

Camina soberbiamente hacia la puerta. Z2 lo sigue, ofuscado. Queda el dibujante, pintando CUALQUIER COSA con las tizas (incluyendo colores).

Escena 2.
Donde el forense.

Éste se halla junto a la mesa, donde está la bolsa, de la cual extrae las partes del cadáver. Debe aparecer algo imposible, como 3 piernas, 4 brazos, o algo por el estilo. También está X1. Sobreimpreso en la parte inferior de la pantalla: “DIA 1, 12:00AM - MORGUE”. La hora del sobreimpreso titila, como un reloj digital cuando se corta la luz.

X1:
¿A qué se debió su lamentable ausencia esta tarde, doctor?

Forense:
Oh, es que tuve un problema con...

Se oye una puerta rompiéndose. Aparece en escena Z2 corriendo con el arma desenfundada. X1 y el forense se miran.

X1:
En fin, ¿Qué puede decirme?

Forense (a Z2, le da un pedazo de muerto):
Sosténgame esto.

(a X1):
Aparentemente, la causa del deceso es... que lo destrozaron

Toma de la mesa. Hay un cadáver considerablemente entero. El forense hunde el bisturí a la altura de los hombros y prolonga el corte más allá de donde puede verse. A continuación mete la mano en la aberura hasta el codo, como buscando algo.

Forense:
Sin embargo, hay algo aquí...

Comienza a sacar vísceras, luego balas, luego pequeños objetos (bolitas, tornillos, llaves). Luego saca pinzas y otros instrumentos médicos. Luego, extrae una rueda de bicicleta. Finalmente saca el corazón, y lo sostiene en alto, examinándolo.

Forense:
Sí señor, murió porque el corazón no latía.

Z2 (señalando cada parte con la mano que sostiene el cacho de
muerto):
¿Y qué me dice entonces de los balazos en las rodillas, los pies, y el mentón?

X1:
Usted se equivoca, amigo. La bala pudo haber entrado por el brazo derecho, siguiendo por el hueso fémur, saliendo por el otro extremo. Luego rebotó en la lámpara, giró en un ángulo de 47,678 grados y penetró así el mentón, luego se detuvo en el aire por 5,879 segundos...

Forense (mientras X1 sigue hablando):
En mi opinión profesional, tales disparos no pudieron haber causado en absoluto el cese de las funciones vitales.

Z2:
¡Y en mi opinión profesional, usted no sabe ni papas! ¡Con mil demonios!

Forense:
¡Pues le recuerdo que yo soy doctor en medicina, en la universidad de Wildstone, y tengo experiencia en más de 500 asesinatos, y 435 autopsias!

Z2 (alzando la cabeza desprendida del cadáver de debajo de la
cámara):
¡Ah, sí! ¡¿Y qué me dice usted de esto, “doctor” ?!

X1:
...atrás y hacia la izquierda, atrás y hacia la izquierda, atrás...

Forense:
Este es un trabajo muy delicado. Devuélvame eso.

Z2 (devolviéndole la cabeza y el cacho de muerto que tenía
en la otra mano):
Y tome esto también.

El forense toma un hacha y corta brutalmente el cadáver. La sangre salpica a todos los personajes. Luego toma un pedazo y lo golpea con una maza para ablandar milanesas.

Z2 (al Forense):
¿Y, ya tiene algo?

X1:
...la triangulación de fuego era elemental para...

Z2 (al Forense):
Para ser un doctor usted esta tardando mucho.

X1:
..por ultimo la bala salió por la rodilla izquierda.

(tomando aire)

X1: Nada más lógico.

Z2 saca una botella de alcohol 96 y toma un trago. Mientras tanto el forense está empanando los pedazos de carne.

Forense:
Bien, listo entonces.

Z2:
Listo que? “Doctorcito”, Dame lo que tengas mladito holgazán.

Forense:
Yo me gano la comida de mis hijos con mi trabajo, maldito.

Forense (a X1, pasándole una sartén):
Sostenga esto.

Z2:
Ya no hay nada más que hacer aquí, vamonos.

X1:
Yo no tengo que seguirlo a ningún lado, mi amigo.

Z2:
Como quiera, “detective”.